Cómo
cuesta acostumbrarse a las ausencias … de todo tipo, a las desilusiones, a los
para siempre que NO fueron, a las promesas incumplidas, a los sueños que
se quedan en el camino.
Qué difícil, es mirar para atrás, y luego mirarnos
ahora, así, con o sin, más grandes, más pequeños, más solos, con otra gente, con
más colores, con menos dudas y más certezas o al revés.
Sorprende que en el
camino queden también aquellas cositas, o personas que creímos, siempre
irían con nosotros.
Resulta que el tiempo pasa, tan rápido que somos
incapaces de detenernos a pensar, a mirar a los costados. Solemos caminar tan de
prisa, que pasamos por alto, los detalles más importantes … frenamos cuando
sentimos el golpe, cuando en la cabeza todavía duele el impacto, ahí
reaccionamos, pero claro, no nos dura mucho, porque hoy somos todos
fuertes.
Te levantas, te limpias las rodillas, y otra vez, a caminar sin
parar, y otra vez las personas pasan, los para siempre NO se cumplen, las
traiciones no se lloran, y las desilusiones son costumbre.
Y otra vez,
Vos y Vos y más Vos. Y esos que siempre están a tu lado … pero ¿qué pasa con
aquellos que dejamos en el camino? ¿Qué pasa con los sueños NO cumplidos?
¿Con los arranques sin sentido? ¿Dónde escondimos las lágrimas, para encarar
bien rápido la superación? ¿Dónde quedo el dolor?
Hoy, Todos podemos con
todo, todos utilizamos más de una vez la frase ‘nada, ya fue’ y cuando
apoyas la cabeza en la almohada, nada se fue para ningún lado.
Sigue
ahí, en Vos … esperando un cierre, una respuesta, un porqué un
para qué, una discusión, un adiós, un nunca más.
Hoy todo queda
inconcluso, y las cosas que no se dijeron no se dicen, y los “amigos” que
perdimos, NO vuelven. Y los amores que soltamos, no duelen. Hoy vivimos con
una careta puesta, que es casi invisible, pero que tenemos TODOS, la careta de
la SUPERACIÓN, el ‘todo me resbala’
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario